En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre». Juan 14:12

Quiero compartir con ustedes lo que el Padre ha despertado en mi vida. Siempre he tenido pasión por las vidas. Siempre que voy de camino en el carro, voy orando por cada persona que está a mi alrededor; por cada calle que transito, declaro una palabra. Pero les debo decir que yo quería ver más. Quería ver resultados.

Quería experimentar el ir a algún lugar y poder ver la manifestación de Dios. Y empezó en mí esa pasión aún mayor por ver Sus milagros. En mi iglesia, pertenezco al «Healing Room» (Habitación de Sanidad): cuando termina el servicio, se da una palabra de ciencia de parte del Padre -según Él lo muestre- y se ora por las personas que tengan necesidad de sanidad, de oración. No te puedo negar que, al principio, no veía resultados. Oraba por las personas y no ocurría nada. Estaba frustrada por no ver una persona sanarse. Hasta que comencé a ser más intencional y empecé a buscarlo en donde fuera. Le dije: «Padre, aquí tienes una hija tuya que quiere ser tu instrumento. Se trata de ti, no de mí. Revélame palabras de ciencia; quiero ver tu manifestación, tu poder». ¿Saben qué, amores? Comencé a recibir palabra de ciencia.

En su Palabra se nos habla que cosas mayores Sus hijos harán. Yo comencé a montarme en esa ola. Me dirán que soy ahora una buscadora de sanidad; pues les digo que sí. Quiero ver la manifestación de Dios en todo lugar. Si alguien se queja, por la razón que sea, quiero orar por sanidad. En cada lugar que ese don es activado, le pido al Padre que me muestre para poder orar y ser Su instrumento para que esa persona salga sana. Sí, he tenido la oportunidad de orar y ver que personas sean sanadas y, otras veces, no sucede, pero eso es lo que me ha mantenido con una fe aún mayor.

Es el tiempo de ver la manifestación de los hijos de Dios en todo lugar. No nos quedemos con los brazos cruzados mientras podemos ser de bendición para alguien al permitirle a Dios que se manifieste. No depende de nosotros el que las personas se sanen, sino del Padre, y es cuando quiera y donde quiera. Nos toca a nosotros solamente obedecer. Me gusta mucho esta frase que leí en el libro llamado «La guía esencial para la sanidad» de Bill Johnson y Randy Clark. Dice así: «El ministerio de la sanidad no está reservado para unos pocos. La sanidad milagrosa de Dios es parte de las Buenas Nuevas de salvación y usted también puede convertirse en un poderoso canal que manifieste el poder sanador».

Manifestemos el poder de Dios en todo lugar, sin importar dónde o el momento. He escuchado a mi pastor diciendo que ahora las personas llegarán a los pies de Cristo viendo la manifestación de Dios y haciendo lo que se hace en el cielo, aquí en la tierra. Manifestemos el poder de Dios en todo lugar. Se trata de Él, no de nosotros.

Magda