Examíname, oh Señor, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón». Salmos 26:2
Mientras recibía la noticia de un procedimiento médico al cual debo ser sometida en los próximos días, le preguntaba al doctor por qué tenía que hacer específicamente ese procedimiento complicado y de riesgo cuando me había hablado de otros más sencillos. La respuesta que él me dio llamó mi atención: «Por el lugar donde está y su tamaño». Luego me dieron la fecha, y dije: «¿Es necesario hacerlo con tanta urgencia?», a lo cual el doctor respondió, «Sí, porque puede llevarnos a algo muy serio y difícil de solucionar, poniendo en riesgo futuro al riñón».
Cuando comenzó toda esta situación en mis riñones, estaba segura de que esto no sería necesario. Y, por supuesto, siguieron mis preguntas, pero ahora dirigidas a Dios. En esa conversación que envuelve preocupación y angustia con el Espíritu Santo, le decía que no entendía. Aunque les confieso que no entiendo todo, pude escuchar la voz del Espíritu Santo claramente decirme: «Saca las piedras del camino». Todas sabemos que las piedras son dolorosas -y no sólo hablo de las que bajan del riñón- sino también con las que tropezamos. La intensidad del dolor depende de su tamaño y del lugar en donde nos dé. ¿Nunca has pisado una? En el riñón, pueden estar sin movimiento y nosotros ni nos enteramos de que están ahí. Pero cuando comienzan a moverse, ¡horror! Pareciera que nos vamos a morir del dolor.
Así mismo hay muchas marcas, personas, decisiones y sentimientos que han estado acompañándonos, metidos en nosotras y no están bien. Traen consigo tal daño, que si no nos damos cuenta a tiempo, este puede ser irreparable para el propósito para el cual fuimos creadas y las asignaciones divinas que -sabemos- debemos cumplir. Puede ser que en este momento no tengas síntomas, pero eso no significa que no traerán problemas en un futuro. Si sabes que lo que haces, sientes o que la relación en que estás es contraria a lo que Dios dice en su Palabra, entonces ¡sí!, tendrás problemas y traerá dolor y vergüenza a tu vida.
El Espíritu Santo escudriña nuestros corazones, nos hace un «CT Scan» espiritual del alma y nos revela lo más íntimo del corazón, para que saquemos, le entreguemos y cambiemos nuestra manera de actuar para poder vivir en victoria. Dejémonos moldear por Su espíritu a través de una vida de relación e intimidad con Él. Él nos mostrará las piedras y hará la obra en nosotras con amor inigualable, porque fuimos creadas por Él y para Él.
“Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno”. Salmos 139:23-24 LBLA
Edna Liz
¡Amen y Amen! ??????
DTB mucho y gracias por estas sabias palabras. Que Dios te continúe llenando más y más cada día de su amor y sabiduría.????
Amen! Declaro lo mismo para tu vida. Eres mujer de Reino, que camina con pasos firmes y de conquista. Que tu boca siempre esté llena de alabanza. Que crezca la pasión por vivir para El y crezcas en su conocimiento. Bendiciones.