Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá». Isaías 22:22
¿Sabías que no sólo sujetas las llaves en tus manos, sino que ya abriste la puerta? Como hijos y herederos junto con Él, tenemos acceso y autoridad sobre dimensiones que nos posicionan para conocer sus secretos y traer bendición a la tierra de tu asignación.
«Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios» 1 Corintios 2:9-10.
Lo que al parecer estaba cerrado delante de tus ojos, ya se abrió y nada lo puede cerrar. Son las llaves del Reino lo que cargas en tus manos. ¡ALELUYA! «Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos». Mateo 16:19.
Es el momento de traspasar esas puertas con el sonido de tu voz, que contemples cómo se alínea todo a tu favor y se afecta tu alrededor. No calles ni desmayes, hijo del Dios vivo; deja brillar la luz que hay en tí desde tu nacimiento para alumbrar lo que te pertenece. «Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento». Isaías 60:2-3.
¡Recuerda! «No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados. Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme. El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto«. Isaías 60:20-22.
Jennifer
AMEN!