Corro en el camino de tus mandamientos, porque has ampliado mi modo de pensar». Salmo 119:32 NVI
¿Alguna vez te has sentido que andas de «paseo» por los «caminos del Señor»? Quizá has experimentado momentos de avance, pero luego te distraes y sientes que divagas como creyente. O tal vez, pareciera que sigues la corriente y te conformas con cumplir con las normas establecidas por la «iglesia» a la que asistes. ¿Estaremos continuamente conscientes del camino que escogimos vivir y caminar para Dios? ¿Sabes una cosa? Dios no nos quiere distraídos. Él desea que Sus hijos estén atentos a Su voz, a la enseñanza del Espíritu Santo.
El salmista declara que él corre por el camino de Sus mandamientos, porque el Señor ha ampliado su modo de pensar. ¿Cuántas veces nos estancamos por las mismas situaciones? ¿Cuántas veces cometemos el mismo pecado? ¿Cuántas veces dudamos de la verdad de la Palabra de Dios? ¿Sabes por qué pasa esto? Porque no hemos ejecutado lo que establece Romanos 12:2. No hemos podido ser transformados porque sencillamente no renovamos nuestra mente con la verdad de Su Palabra. Se nos ha enseñado que mientras más Biblia conozcas, mejor cristiano vas a ser y -para que eso sea cierto- nuestro maestro de cada una de las enseñanzas, tiene que ser el Espíritu Santo de Dios.
«Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho». Juan 14:26
Cuando recibimos Su enseñanza, nuestra manera de pensar cambia y es entonces cuando podemos correr en el camino de Sus mandamientos. Podrás respetar a Dios, amándolo por sobre todas las cosas y podrás respetar a los que están alrededor de ti. Cuando nuestra manera de pensar es ampliada, nuestra visión también es ampliada. Por lo tanto, podemos correr sin detenernos porque podremos sobrepasar cada uno de los obstáculos que se presenten en nuestro camino.
Es tiempo de correr. Es tiempo de avanzar y conquistar lo que Dios de antemano ya preparó para ti. Ya basta de distracciones. Enfócate en EL OLAM -el Dios Eterno- que te formó y que desde antes de la fundación del mundo creó un plan perfecto para que tú seas parte de él.
«…despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante». Hebreos 12:1
Suelta lo que te limita, lo que no te deja avanzar y corre en el poder del Espíritu Santo de Dios.
Lisandra