La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz». Romanos 8:6 NVI

No sé tú, pero yo, tiempo atrás, si leía un verso como el que acabas de leer, no podía encontrarme o identificarme con él, ya que habla de mentalidad pecaminosa o espiritual. Hubo un tiempo de mi vida que, según yo, no era ninguna de las dos y podía felizmente pensar y expresar que faltaba la categoría de la mentalidad del cristiano, a la cual yo pertenecía. Obedeciendo la «ley», aunque excesivamente intolerante a la humanidad e incómoda muchas veces hasta con mi vida. ¡No basta el conocimiento de la Palabra; necesitamos el Espíritu Santo!

Todos somos pecadores, por lo tanto, nuestra mentalidad es pecaminosa. Ahora bien, un creyente que viva por el Espíritu, fijará su mente en los deseos del Espíritu (Romanos 8:5). Esa es la diferencia entre vivir con mentalidad pecaminosa o espiritual. Yo era una creyente que no fijaba mi mente en los deseos del Espíritu (eso me parecía muy complicado, demasiado trabajo, para al final, según yo, obtener la misma recompensa del espiritual, que es la Salvación). Así es que sólo actuaba como cristiana, reconociendo la muerte y resurrección de Jesús y aceptándolo como Señor y salvador de mi vida, aunque vivía en muerte espiritual y sin experimentar la vida que Dios deseaba para mí. Vivía en ansiedad continuamente y no podía disfrutar de la paz por la cual Jesús pagó un precio tan alto (Isaías 53:5).

Necesitamos fijar nuestra mente en los deseos del Espíritu. ¡Sí!, nuestra mente, porque es una decisión diaria y constante. ¿Estás viviendo la vida que de antemano Dios preparó para ti? ¿Puedes disfrutar de Su paz aunque tus circunstancias no sean las más favorables? Si tu respuesta es no, te invito a hacer esta oración conmigo: «Padre mío, estoy cansada. Cansada de buscarte en medio de mis situaciones y no encontrarte de la manera en que lo espero o lo deseo. Perdóname por querer vivir bajo mis propias reglas y, peor aún, intentar encajonarte a ti dentro de ellas. No quiero vivir así. Quiero disfrutar de tu vida y de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Ayúdame para que la decisión de fijar mi mente a tus deseos sea continua en mi vida. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén».

«Y les he dicho estas cosas para que en mi hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo». Juan 16:33 NVI

«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús». Filipenses 4:6-7 NVI

Determina vivir en la búsqueda de Su Espíritu y te garantizo que tu vida no será jamás la misma. Todo el esfuerzo que hagas valdrá mucho más de lo que tú te puedas imaginar. Tu deseo intenso por Él comenzará a cambiarte desde lo más profundo de tu corazón y tu mente, hasta quedar evidenciado en tu día a día. Te invito a recorrer el camino de una vida en el Espíritu. ¡Considéralo! Todavía estás a tiempo.

Lisandra