Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz». Lucas 1:78-79
El Dios de amor incondicional e inmenso en misericordia comienza a invadir su creación. Nos levanta con la fuerza de su mano y nos alumbra con su verdad, cubriéndonos con sus abrazos desbordados en amor paternal. Él reconstruye nuestro suelo de justicia y paz y activa hoy nuestro camino de avivamiento sobrenatural.
«Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste. El norte y el sur, tú los creaste; El Tabor y el Hermón cantarán en tu nombre. Tuyo es el brazo potente; Fuerte es tu mano, exaltada tu diestra. Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro» (Salmos 89:11-14).
Es hora de alzar nuestra voz al único defensor y Todopoderoso, dueño del tiempo y dueño de nuestra vida. Permite que Él de luz a la oscuridad que hoy atraviesas y llene de gozo y fuerza tu espíritu quebrantado para que reposes confiado en su poder.
«Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrará todo el día, Y en tu justicia será enaltecido. Porque tú eres la gloria de su potencia, Y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder» (Salmos 89:15-17).
¡Nada te detendrá! Sacude tus rodillas y seca el llanto que deshidrata tu esperanza con tus manos llamadas «milagros». Camina dejando huellas de confianza, que Dios estará contigo por los siglos de los siglos.
«Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos». Isaías 26:4
Jennifer