Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino». Proverbios 3:13-14
En estos días que han transcurrido, Dios me ha estado ministrando acerca de la sabiduría de distintas maneras. Es completamente normal el sentirnos confundidas y desesperadas cuando atravesamos situaciones inesperadas de ofensas y ataques, en las cuales tenemos que decidir si continuar y, más importante aún, el cómo reaccionar. Es en ese momento, cuando te enfrentas a la decisión de tener que confiar en Su poder u obrar por tu propia cuenta. ¿Por qué sucede esto?
En mi caso, me afecta mucho la espera y es algo que siempre he reconocido y he tenido que trabajar en esa área. Cuando menos quiero esperar, Él me manda a ser paciente… jaja. Qué difícil, ¿verdad? ¡Pero les tengo una noticia! Es en ese momento en el que el Maestro sale a enseñarnos y va alumbrando nuestro interior, sanando lo que jamás pensábamos que estaba allí. Nos levanta afirmando nuestra identidad y propósito, mas nos recuerda los beneficios de las acciones correctas y sabias ante su Palabra. ¡La sabiduría nos coloca bajo Su favor, gracia y honra!
En las escrituras se nos habla acerca de los que se deciden por adquirir sabiduría. De estos se dice: «Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz» (Proverbios 3:16-17). Las situaciones no dejarán de ser, pero el Padre nos da las herramientas para sobrellevarlas sabiamente, extendiendo nuestros caminos, llenándolos de esperanza, paz y deleite, bendiciendo constantemente nuestra vida y casa. Por eso -ante todo- escojo una y otra vez la sabiduría. «Los sabios heredarán honra, mas los necios llevarán ignominia» (Proverbios 3:35 (ignominia=ofensa grave).
«Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia» (Proverbios 23:23).
Cuando escogemos ser sabias, no sólo nosotras somos las beneficiadas, sino que nuestra familia también es afectada por el favor del Padre. No importa la ola gigante que se pueda levantar, nunca te tumbará. Y como Jesús le exhortaba al pueblo: seamos como el hombre sabio que construyó sobre la roca y su casa nunca cayó.
«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina» (Mateo 7:24-27).
Repite conmigo: Hoy, mañana y siempre escojo la sabiduría en todos mis caminos.
Jennifer
Amen! Escojoa sabiduria!