Porque tú Jehová, bendecirás al justo, como un escudo lo rodearás de tu favor». Salmo 5:12
En estos días, mientras meditaba en Su soberanía y Su amor, vino esta frase a mi corazón: Creciendo en Favor. Aunque tenía una idea de lo que es el favor de Dios, me dio curiosidad porque el Espíritu Santo puso esta frase tan clara en mí. Así es que sin perder tiempo, volví a buscar su significado.
Ya tenía claro que el favor de Dios era algo bueno para sus hijos. Pensaba que era el darnos bendiciones para que nos fuera bien. No estaba tan lejos del significado, pero me dí cuenta que le faltaba bastante. ¿Sabías que el favor no sólo es un beneficio? También es «confianza y protección que una persona deposita en otra». Además significa «consentimiento (exteriorización de la voluntad entre dos personas para aceptar derechos y obligaciones) en una relación amorosa». Esta última llamó mi atención y encontré que en hebreo, favor sale de la palabra sod.
La Biblia cuando hace referencia a la palabra favor se refiere a sod. Sod es «conversación entre amigos; amigos que comparten asuntos confidenciales». ¿No te parece interesante? Pude entender que el Espíritu Santo quería decirme que encuentro y crezco en Su favor a la medida que establezco una amistad íntima y de confianza con mi Padre celestial. La única manera de poder confiar en un amigo y hablar con él temas confidenciales es dedicando tiempo a conocerlo para estar seguro que cuento con su discreción y su apoyo. Al dedicar tiempo en esa relación íntima de amistad, crece el amor, lo cual es clave para querer agradar a esa persona constantemente. O sea, crece mi pasión por aceptar Su voluntad y obedecerle.
Anhelamos el favor de Dios sobre nosotros y nuestras familias, oramos por Su protección y le pedimos que nos de y nos promueva a un lugar de mayor prosperidad. Y ese es el deseo de Dios: prosperarnos y protegernos. Pero más que eso, Él anhela nuestra amistad. Quiere tener una relación de amor; intimar contigo y conmigo. Él desea saber si confiamos plenamente en Él para entonces poder confiarnos Sus secretos y la prosperidad que ha destinado para ti y para mí. En Proverbios 8:35 dice: «Porque el que me halle, hallará la vida y alcanzará el favor de Jehová».
¿Qué mejor amigo íntimo que Él? El que nos escucha, consuela, conoce, nos anhela y jamás nos falla. Nunca se aleja (nos alejamos nosotros) y nos ama con amor incondicional. Declaro que este es el tiempo donde entramos en amistad íntima con Él. Ya no más reservas. Se acabaron las excusas. Crece el hambre en cada una por amarlo y conocerlo, por ser dirigidas por Él. Seremos mujeres rodeadas por Su favor y activaremos en otros la necesidad de Su amistad.
Edna Liz