El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo». Sofonías 3:17
¿Cuántas veces has mirado al cielo en busca de respuestas? ¿Cuántas veces has sentido que el silencio invade tu atmósfera? ¿Cuántas veces le has pedido a Dios que te encuentre en el lugar donde estás?
¿Alguna vez le has pedido que te encuentre, aún cuando te has escondido en medio de tus dudas, temores, frustraciones, preguntas, heridas y debilidades? ¡Yo sí! ¿Sabes cuál ha sido Su respuesta algunas veces: silencio. Entonces le pregunté: «¿El silencio es una respuesta?». El Padre reveló a mi espíritu la siguiente verdad, porque el mundo físico que nos rodea nos ayuda a entender muchos principios del mundo espiritual y del carácter de Dios.
Cuando contemplo a mis hijas, lo hago en silencio. Cuando mi corazón se estremece de amor por ellas, lo hago mirándolas en silencio. Cuando lloran en mis brazos, mi abrazo alrededor de ellas es el mayor consuelo y es suficiente aunque yo esté en silencio. Cuando las veo sufrir, lloro junto a ellas en silencio. No lo hacemos en silencio porque no nos importe. Todo lo contrario. Lo hacemos porque nuestro corazón está tan profundamente afectado por amor a ellos que muchas veces un abrazo en silencio es lo que necesitan para saber que estamos y para consolarlos. Luego vendrán las palabras.
Entonces entendí que cuando mi Dios no se muestra como yo quiero, es porque Su mirada me está contemplando como Padre: calla de amor por mí y me rodea con Sus brazos dejándome saber que nunca se ha ido y está presente. Esta verdad -te aseguro- te hará experimentar el trato del Padre hacia ti de manera única y diferente.
Disfruta Su mirada de amor sobre ti. Su silencio no es ausencia. Su silencio es Su abrazo de amor sobre ti.
Vilmarie