Hazme entender el camino de tus preceptos y meditaré en tus maravillas». Salmo 119:27 NVI

Si algo sabía el salmista, era la importancia de poder entender la Palabra de Dios. Tanto así que en este verso el salmista le hace una petición al Padre para que le diera entendimiento, porque de esa manera él sentía y entendía que iba a poder meditar en las maravillas de nuestro Dios.

En la actualidad cuando escuchamos el término meditación, pensamos en yoga, nueva era, etc. y nos resistimos a la idea de meditar. Pero realmente, meditar es «pensar y considerar un asunto con atención y detenimiento para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión» y en la Palabra se nos exhorta continuamente a meditar en ella. Ahora, según mi interpretación de lo que el salmista expresó -si no entiendo la Palabra- no voy a poder meditar en ella y si no medito en ella, no permito o no dispongo del tiempo para que el Espíritu Santo me enseñe.

Días atrás leía acerca de la parábola del sembrador y confirmaba, en cierta manera, mi interpretación. Dice Mateo 13:19: «Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón». Siempre había pensado que este verso se refería a una persona no creyente, pero pude comprender que esto le sucede también a los creyentes. ¡Sí! ¡A mí también me dio un ataque! Pero pude comprender el por qué hay tantos creyentes que se congregan y no dan fruto: ¡no entienden! ¡Qué terrible! ¿Cómo es posible? ¿Qué hacer? ¿Cómo hablar para que entiendan? Muchísimas preguntas daban vuelta en mi cabeza. Yo estuve así y no me daba cuenta de que no entendía. Pero la verdad es que el entendimiento se obtiene solamente por medio de la relación que yo tenga con la persona del Espíritu Santo.

¿Conoces al Espíritu Santo? Si la Palabra de Dios fue inspirada a hombres por medio de Él mismo, ¿acaso no tendrá Él la capacidad de hacernos entender? Juan 14:26: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho». No basta esuchar, no basta leer. Tenemos que determinar y sacar tiempo para entender y meditar en Su Palabra.

«Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno». Mateo 13:23 NVI

Oír y entender la Palabra es esencial para que puedas dar fruto. Es esencial para que puedas crecer y enseñar a otros. Es esencial para mantenerte fuerte en medio de las circunstancias difíciles. Es esencial para vivir una vida santa y agradable a Dios. ¿Necesitas al Espíritu Santo? Él está desesperado por mostrarte todo lo que el Padre tiene para ti. Sólo necesitas dejárselo saber.

Lisandra