Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti». Isaías 60:1 LBLA
En varios pasajes de la Biblia dice que Dios nos ha hecho como al diamante. ¿Sabías qué era un diamante antes de convertirse en una piedra de alto valor? ¿Alguna vez te has preguntado cuál ha sido el proceso de esa piedra que llama tanto tu atención en la vitrina de una joyería?
El diamante es una piedra cristalina, de estructura fuerte que sale del carbono. Tiene forma cúbica, como un triángulo y cuando una luz blanca entra en él, tiene la habilidad de destilar luces de diferentes colores, como los del arco iris. Es deseable y muy popular entre la gente. Qué hermoso, interesante y, a la vez de reflexión, que Dios nos compara con una piedra tan preciosa y de valor incalculable, mientras que nosotros nos menospreciamos. Nos miramos a través de los ojos de aquellos que siempre señalan en nosotros lo que no tenemos. Nos miramos por lo que hicimos en el pasado y lo que nos falta. Pero Dios ve en ti un diamante.
El diamante en sus primeros estados está cubierto de una estructura oscura, carbono, pero los expertos en mineralogía saben que esta piedra a través de un proceso de presión y temperaturas extremas se convierte en una piedra popular, de valor y deseada por todos.
¿Que no puedes más?¿Te duele demasiado? Levanta tu cabeza, tu luz ha llegado. Jesucristo pagó un precio muy alto, incalculable por ti con Su sangre. Si tu crees, si has confesado que Él es el Dios de tu salvación, entonces no te mires a través de tu pasado doloroso o vergonzoso. Transforma tu pasado en luces de colores para impactar la vida de otros que se encuentran donde tu estuviste. Comienza a brillar y a mostrar tus colores. Si te encuentras en el momento en que ya no puedes más con lo que estás viviendo, si tus fuerzas se te agotan, pues estás apunto de convertirte en diamante.
Deja que el Señor sea tu luz y tu salvación, que la palabra de Dios te ilumine, transforme tu mente y tu manera de vivir. Recuerda que tu proceso más intenso, más oscuro, de presión irresistible, te convertirá en una piedra invencible y de valor incalculable, que muchos serán atraídos por tu brillo y te conocerán por las maravillas que el Todopoderoso ha hecho en ti.
“Yo soy el SEÑOR, en justicia te he llamado; te sostendré por la mano y por ti velaré, y te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para que abras los ojos a los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en tinieblas.». Isaías 42:6-7 LBLA
Edna Liz