¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo monte? Sólo el de conducta intachable, que practica la justicia y de corazón dice la verdad;…”. Salmos 15:1-2
La palabra establece que sólo el de conducta intachable, el que practica la justicia y que de corazón dice la verdad podrá habitar en Su santuario. Intachable es «aquello que no admite ningún reproche por ser perfecto». Tal vez pienses que ninguno de nosotros podríamos habitar en su santuario porque ninguno de nosotros somos perfectos.
Pero Jesús, en Mateo 5:48, dice: “Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto”. Ahora bien, hace poco aprendí que la raíz en griego de perfección es teleiosis (denota cumplimiento, perfección, un fin cumplido como el efecto de un proceso). En cualquier diccionario, perfecto se define como «aquel que tiene todas las cualidades requeridas o deseables y que es muy adecuado para determinado fin». Esto me hace pensar: ¿Qué cualidad Dios requiere que tengamos para ejecutar Su propósito? Obediencia (1 Samuel 15:22). Podemos hacer muchas cosas, pero sólo el Padre conoce nuestro corazón y la veracidad detrás de nuestras acciones.
Dios no espera de nosotros que seamos “perfectos”, pero sí desea que procuremos alcanzar la madurez, la pureza, la integridad que por medio de Su Espíritu Santo está accesible para nosotros. Sólo necesitamos desear ser agradables para Él y trabajar continuamente para lograrlo.
Lisandra