Por tanto, el SEÑOR espera para tener piedad de vosotros, y por eso se levantará para tener compasión de vosotros. Porque el Señor es un Dios de justicia; ¡cuán bienaventurados son todos los que en Él esperan!». Isaías 30:18

Probablemente, silencio podría ser lo que percibes ahora, pero jamás habrá falta de movimiento. Cada oración que elevas, cada gemido de tu espíritu, cada lágrima que sale de tus ojos está siendo cuidadosamente recibida y escuchada  por el Padre misericordioso, por Jesús el redentor y por el Espíritu Santo, el más hermoso consolador.

No hay silencio ante un hijo con el corazón humillado. El que no puedas percibir un sonido, no quiere decir que algo no se está moviendo a tu favor. Yo creo que el cielo se mueve, se activa, los ángeles reciben instrucciones y son enviados a cambiar atmósferas a tu favor.

Espera, confía y cree, pues nunca el Padre dejará de tener cuidado del regalo de Sus ojos… ¡TÚ! Presta tu oído al movimiento de tus tiempos siendo acelerados en las manos de Dios. Sigue hablando que el cielo te escucha.

Vilmarie