Entonces el ángel del SEÑOR volvió, lo tocó y le dijo: Levántate y come más, porque tienes un largo viaje por delante”. 1 Reyes 19:7

En estas semanas le compartía a mi esposo lo que sentía que Dios me estaba hablando para este tiempo. Como matrimonio, me gusta compartir con él cuando Dios me da palabras de orden para nuestro hogar y viceversa.

Le compartía que sentía cómo Dios me estaba dando permiso para el cierre de una temporada en donde hubo mucho esfuerzo en muchas áreas y en donde muchas bendiciones hubo que parirlas -literalmente- en clamor y guerra. Sentía cómo el Padre traía paz para cerrar esa temporada de tanto esfuerzo físico y espiritual; como cuando con trofeo en mano se te da permiso de disfrutarlo. Pero… la demanda de una nueva temporada llamaba mi atención; tocaba a mi puerta y fui retada hacia ella. Al mismo tiempo que entregaba y cerraba la temporada que terminó, sentía que el Padre me tomaba de la mano para introducirnos a otra totalmente fascinante.

Ante los retos que casi aproximo a ver en el inicio de esta nueva temporada, el Padre hacía resonar en mi espíritu la siguiente frase: «Temporada de firmeza profética». Necesitaría de una gran determinación y firmeza en lo que Dios ha dicho para poder emprender este nuevo viaje. Es un llamado a «sí o sí». Puedo sentir y ver lo que el Padre anhela desatar en este nuevo tiempo que estoy por recorrer y puedo asociar muchas promesas a esta temporada. Pero, debo caminar firme en la agenda profética de Dios para mi vida o no veré nada.

Creo con todo mi corazón que este es el caso de muchas de nosotras en este momento. La agenda de Dios está siendo revelada. Él quiere invadir nuestra agenda natural con la agenda divina del cielo manifestada en perfección. Sé que al igual que yo, sientes los aires que soplan para comenzar a mover tu barco y poder comenzar a alzar tus velas. Puedes oler los vientos de victorias nuevas. También sientes el peso de esa llave de firmeza profética puesta en tus manos. La pregunta es: ¿Qué vas a hacer? ¿Abrirás la puerta de tu nueva temporada para emprender este viaje o la dejarás cerrada? Está en tus manos la decisión.

Yo… quiero alzar mis velas y dejar que el viento del Espíritu comience a llevarme hacia donde ya Dios determinó. Voy a izar mis velas firmes y miraré de cara al sol para sentir Su luz alumbrando mi viaje. No quiero perderme ni un solo detalle de lo que Dios está a punto de hacer: una nueva temporada de firmeza profética que tenemos que estar dispuestas a abrazar. Es tiempo de emprender el viaje hacia el cumplimiento de lo que ésta temporada guarda para nosotras. Te invito a descubrirlo… ¡¡¡Vamos!!!

Vilmarie