Entonces Saulo, que también es Pablo,…”. Hechos 13:9

En la Palabra podemos encontrar diferentes ejemplos en los que algunos hombres tenían un nombre y luego el Padre se los cambia según su llamado. Podemos observarlo, por ejemplo, en Génesis 17:5: “Y no serás llamado más Abram; sino que tu nombre será Abraham; porque Yo te haré padre de multitud de naciones”. Y en Génesis 32:28: “Y el hombre dijo: ‘Tu nombre ya no será Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido”.

Muchos se preguntarán el por qué Dios cambiaba sus nombres originales. ¿Saben por qué? Porque de esta forma los dimensionaba a una temporada en la que ya sus nombres iban alineados al cumplimiento de Su propósito. Este nombre determina cómo el Padre te ve cuando algunas veces ni tú mismo lo has notado. Cambia tu nombre y camina hacia el cumplimiento de la palabra de Dios asignada para tu vida. El nombre que tienes será bueno por una temporada, pero llegará el día en que el Padre lo cambiará para posicionarte, para dimensionarte, para enfocarte a lo que fuiste llamada y para que cumplas la asignación que el Padre te ha dado.

Tendrás la transición más esperada de tu vida. En el caso de Pablo, su nombre original era Saúl, pero fue cambiado porque lo que él cargaba como Saúl no podía ser utilizado con lo que Pablo iba a hacer. Tenía que ser un nuevo hombre y ser transicionado para así levantar la Iglesia de Dios. Su nombre necesitaba ser cambiado para poder lograr el llamado que él tenía aquí en la tierra. No temas cuando te digan: «Ese no es ya tu nombre». Tu nombre -que viene del Padre- será para elevarte al llamado profético que ya está escrito para tu vida.

¡Prepárate! El nombre que tienes ahora no corresponde con la nueva temporada que estás a punto de comenzar. Dios te catapultará a una dimensión espiritual aún mayor de lo que imaginabas recibir de parte del Padre.

Magda