Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos». Juan 15:13

En la Palabra se nos habla en Juan 15:13 del gran amigo que ha dado la vida por sus amigos. Jesús es el mayor ejemplo de la verdadera amistad revelada en la Biblia. Él dio su vida para que así nos reconciliáramos con Dios, demostrando su amor incondicional por cada uno de nosotros.

Por medio de este sacrificio nos hizo hijos y no solamente hijos, sino también amigos de Dios. Así es que podemos tener una relación de intimidad y unidad con nuestro Padre. Pero, ¿sabías tú que nuestra relación con Dios afecta las amistades que tengamos? El que conoce la verdadera amistad, según la Palabra, trata de ser un verdadero amigo. 1 Juan 2:16-18 dice: «Conocemos lo que es el amor verdadero, porque Jesús entregó su vida por nosotros. De manera que nosotros también tenemos que dar la vida por nuestros hermanos. Si alguien tiene suficiente dinero para vivir bien y ve a un hermano en necesidad pero no le muestra compasión, ¿cómo puede estar el amor de Dios en esa persona? Queridos hijos, que nuestro amor no quede sólo en palabras; mostremos la verdad por medio de nuestras acciones».

Una verdadera amistad se basa primeramente en el amor que sentimos por Cristo. Pero, tenemos que ser sabios al elegir un verdadero amigo. La Palabra nos habla en 2 Timoteo 2:22: «Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor». Podemos tener muchos conocidos, pero un verdadero amigo es una persona más unida que un hermano. Un amigo nos alimenta de la Palabra de Dios y respeta nuestras desiciones, incluso si no está de acuerdo con ellas. A fin de cuentas, el Padre será nuestro único juez, como dice en su palabra en 2 Corintios 5:10. En toda relación de amistad es necesaria la lealtad y fidelidad. Al Padre no le agradan las traiciones. El chisme destruye las amistades y corrompe las vidas, tanto la del chismoso como la del afectado. Por eso hay que procurar no caer en esta trampa del enemigo ya que esto provoca que se destruyan relaciones. En Proverbios 16:28 dice: «El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos».

¿Saben algo? Vale la pena que tengamos amistades de confianza en las que se procure el bienestar mutuo. Amistades en las que no se busque obtener ganancia del otro. Al contrario, son amistades que añaden a tu vida y ambas partes se apoyan y avanzan mutuamente. En una relación de amistad es primordial que haya honestidad y sinceridad, aunque algunas veces sea necesario brindar un consejo sabio para corregir -aunque duela- pero siempre en amor. Debemos imitar a nuestro Padre en esto: nos ama tanto que -aún en los momentos en los que debe corregirnos- lo hace con amor. Creo fielmente que esa es la clave para que nuestras relaciones no sean corrompidas.

Valora cada amistad que tengas. Acerca a tu vida personas que te impulsen y vean en ti lo que tú algunas veces no ves. Sé de los que aportan a la vida de otros y de los que llevan a los demás a dar el máximo. Que los momentos de compartir sean de edificación y crecimiento para los que te rodean. Valora e invierte en tu contenido y procura bendecir a todos los que se te acerquen. No somos perfectos, pero no nos cansemos de dar todo por amor al prójimo, así como Dios lo hizo por cada uno de nosotros.

Magda