Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti». Isaías 60:1

La vida es un viaje -a veces- un poco inesperado en las vivencias que nos toca experimentar. Muchas de tus vivencias serán tal y como las imaginaste… pero, muchas otras, no se parecerán en nada.

¿Qué madre pensó alguna vez que tendría que enfrentarse a perder un hijo inesperadamente?
¿Qué esposa pensó alguna vez que su matrimonio se vendría abajo en pedazos?
¿Qué hija imaginó que caminaría sola por un altar porque ya partieron los que se suponía estuvieran allí escoltándola?
¿Cuándo pensaste alguna vez que vivirías escasez extrema?

La realidad es que muchas veces vivimos momentos en la cima de una montaña y, otros, en el suelo casi comiendo polvo. «La vida es dura», puedes pensar. ¡¡¡Mas hay una verdad mayor que nosotros mismos!!! Fuimos creados desde la eternidad y para la eternidad. Hay Alguien que prometió estar contigo cuando estés en la cima y también cuando estés en el suelo. Pero, detente: ¡¡¡no te imagines jamás que Él te diseñó para estar en el suelo y quedarte allí!!! Dios prometió estar a tu lado cada día de tu vida, en medio de cada circunstancia y dificultad; también, estar a tu lado para conquistar con Sus fuerzas. Jesús venció para que tú fueras vencedora. El Espíritu Santo te rodea y recoge cada lágrima; ¡¡¡la convierte en rocío para que florezcas!!!

¿¿¿Quieres resplandecer??? ¿¿¿Quieres florecer otra vez??? ¡¡¡Tienes que levantarte primero!!! El suelo no es tu lugar… ¡¡¡vamos!!! ¡Determina hoy volverte a levantar!

¡Levántate y resplandece! ¡Que hoy amanezca sobre ti Su gloria!

Vilmarie