Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Santiago 1:6 NVI

Buscando la definición de la palabra amén, me asombré con un comentario en particular en el que decía que «generalmente se utiliza como fórmula para concluir las oraciones«. Asunto preocupante, pero tan real en nuestro diario vivir cristiano. Creo que el «amén» en estos tiempos se ha convertido en un «OK», «como sea», «como creas», «como quieras, Dios» de los cristianos al finalizar una oración o al recibir una palabra. Sencillamente, se ha vuelto una costumbre, cosa que ha puesto en peligro la esencia de su significado.

El término «amén», es símbolo de confirmación y afirmación. El significado real de la palabra es «en verdad», «ciertamente» o «que conste». Popularmente, se ha dado el significado de «así sea», «palabra de Dios» o «sí». En efecto, la raíz de este adverbio implica firmeza, solidez, seguridad y, en hebreo, es la misma que se utiliza para el vocablo <fe>.

¿Qué te quiero enseñar con esto? Que cada vez que ores, lo hagas consciente de delante de quién te estás presentando: el Dios creador del cielo y de la tierra, el Dios Soberano -Yahweh- el que no ha perdido ninguna batalla y que tampoco la perderá, Aquel que tiene el poder de abrir caminos donde no los hay, de resucitar lo que ha perdido la vida y de restaurar lo inservible.

Cuando tú sabes quién es ese Dios, un «amén» no finaliza tu oración, sino que te enfoca. Te enfoca en las promesas; un amén, te reta a ti mismo, a tu razón, a creer que Dios hará, a creer que Él es fiel a Sus promesas, a creer que Él quiere manifestar Su poder sobre ti para que sea evidente y puedas testificarlo.

Un amén es una declaración de que nuestro ojos verán la promesa, de que caminaremos sobre ella, y de que celebraremos con gozo y júbilo el poder de Dios. Un amén es una apertura en los cielos que hace que tu oración avance a medida que suba tu alabanza ante el trono de Dios. Un amén no es el fin, sino el comienzo que te prepara para la conquista.

¿Crees que debes orar otra vez? Adelante; Su oído está atento a tu clamor. Hazlo con fe. Atrévete hoy a creer que verás tu milagro. Él no necesita tu oración, porque antes de que salga palabra de nuestra boca, ya Él la conoce (Salmo 139). La oración es para ti, para que declares Su palabra y ejecutes tu fe.

«Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración» Mateo 21:22 NVI

De ahora en adelante, si vas a orar, hazlo con fe.

Lisandra