Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a todos sin limitación y sin hacer reproche alguno”. Santiago 1:5 DHHD

Nuestro caminar en la vida requiere el tomar decisiones continuamente. En algunos momentos, necesitamos el consejo y, en otros, seremos los consejeros. En muchísimas ocasiones me he preguntado: ¿Cuál será la decisión correcta? ¿Realmente debo tomar el consejo de otro? Solamente nos ha sido dada una manera de saber y esa es por medio de la sabiduría.

El tiempo no nos hace sabios. A través de las experiencias de nuestra vida, tampoco adquirimos sabiduría. Ni tan siquiera con leer muchos libros; sólo podríamos recibir conocimiento. La sabiduría y el conocimiento son muy diferentes. ¿Has conocido personas muy inteligentes, con éxito en sus profesiones, con elocuencia al hablar, pero su manera de vivir no va acorde a como hablan o viven, en constantes fracasos?

La sabiduría va mucho más allá de la inteligencia o el éxito en una profesión. Es la capacidad de utilizar el conocimiento correctamente. Nuestro Padre Celestial nos ha dado acceso a esa sabiduría. Apasionándonos por conocerle, por honrarlo y por obedecerle creceremos en ella. ¿Queremos vivir vidas abundantes, la vida que el Eterno diseñó para nosotros? ¿Deseamos que Dios nos revele Su voluntad y tomar las decisiones correctas que nos lleven a nuestro propósito?

Procuremos hoy ir a la fuente de toda sabiduría que es Jesucristo, quien se hizo sabiduría de Dios (parafraseado, 1 Corintios 1:30)

¡Crezcamos en Sabiduría!

Edna Liz