No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo». Filipenses 4:6-7
Dios quiere que sonriamos, que mostremos al mundo que tenemos Su paz. Nosotras las mujeres estamos tan envueltas resolviendo situaciones, lidiando con decepciones y frustraciones, y tan enfocadas en tomar decisiones, que nos olvidamos de sonreír.
El reír es muestra de gozo y -al no reflejarlo- nos decimos a nosotras y al mundo: «No tengo paz», «No confío» y «No tengo el gozo del Señor en mí». ¡Peligro! Porque el gozo es una de las virtudes del fruto del Espíritu Santo que tenemos que tener sus hijos y que hará que otros deseen venir a Él. Además, Su gozo hace que mi entorno cambie y aún puede cambiar la vida de alguien que está cerca. Créeme; esto es un área que he estado trabajando muy tenazmente en mi vida porque así Dios me lo ha requerido.
Y no me mal interpretes; hay momentos de seriedad, que realmente sacuden nuestras emociones y, de repente, nuestra mente se convierte en un campo de batalla. Pero, ¿a dónde recurrimos en el momento de dificultad? Nuestra primera opción tiene que ser orar, dejar nuestras cargas a Él. Dice en Filipenses 4:6: «y no se preocupen por nada, más bien oren» y añade que el orar producirá en mí la paz que protege el corazón. Recurrir a una amiga, un consejero, a nuestros pastores es bueno, pero jamás será mejor que recurrir a nuestro Padre Celestial, quien nos creó y conoce todas las cosas.
Ora y descansa en que Dios tiene el control. Él obrará a tu favor, pero -mientras Él trabaja- tú confía y sonríe.
Edna Liz
Yes! Amen