Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora». Eclesiastés 3:1

No sé si a ti te ha pasado, pero en ocasiones -en medio del proceso- me he sentido incómoda, molesta, desesperada porque veo que pasa el tiempo y todo sigue igual. ¿A quién le gusta esperar? Que yo sepa, a nadie. Por ejemplo: cuando vamos a una agencia de gobierno y vemos que no hay mucha fila. Comienza a pasar el tiempo y no nos llaman. ¿Verdad que nos desesperamos y comenzamos a protestar por la espera?

En los procesos de Dios puede pasar algo similar en nuestras vidas, en donde el proceso se convierte en el tiempo de espera entre la promesa y el cumplimiento. Durante la espera pasamos dificultades; en muchas ocasiones, momentos de soledad, de sentirse fracasado, sin darnos cuenta de que Dios está obrando en tu promesa. En el proceso se fortalece nuestro carácter; provoca que desarrollemos las herramientas necesarias para poder sostener lo que Dios nos dará. Algunas veces queremos recibir bendición sin pagar un precio.

En la Biblia hay un personaje que me llama mucha la atención. Es José «el soñador» y la historia de su vida. Pasó por muchas circunstancias. Lo rechazaron sus hermanos, fue vendido como esclavo, fue traicionado, fue acusado y lo encarcelaron. ¡Dígame usted si José pasó por muchas circunstancias! ¡Ufff, muchas! Pero en medio del proceso, Dios estaba trabajando con su carácter para luego poder convertirlo en un hombre de mayor influencia, logrando que aún su familia -al pasar el tiempo- fuera beneficiada. Pero lo más que me llamó la atención es que él nunca abandonó su proceso y sus sueños. Se mantuvo recto porque sabía que Dios le había hablado y había una promesa por cumplirse.

Desde ya, demos gracias a Dios por las victorias y por los tiempos difíciles. Es ahí donde Dios -en medio del proceso- sacará lo mejor de nosotros. Saldrá el oro que hay dentro de ti. Nunca te desalientes si alguien piensa diferente, si hablan de ti o cuando en tu vida no te vaya bien. No te amargues por las demás personas o por las circunstancias que te rodean. Nunca renuncies a tus sueños. Resiste, porque Dios obrará a favor de ti. Pronto comenzarás a caminar en tu promesa. Sigue amando el proceso porque te está preparando para que seas de bendición para las personas que te rodean y hasta las que aún no conoces. El proceso sacará lo mejor de ti.

Ama el proceso; es lo que te va a dimensionar al cumplimiento de tu promesa.

Magda