Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación se levantará para los judíos de otro lugar; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si has llegado al reino, para un tiempo como éste?». Ester 4:14
No sé si te ha pasado que cuando estás en medio de una situación y viene algo a tu mente para decirlo, escoges quedarte callada y luego te arrepientes pensando: «¿Por qué no lo dije?», «¿Por qué me quede callada?» o «¿Por qué no me atreví?». Sabías exactamente qué era lo que tenías que decir, pero no dijiste nada y callaste. A mí sí me ha pasado. Conozco esa sensación de frustración.
Creo que Dios nos capacitó y nos dotó de la sabiduría necesaria para alumbrar con nuestras palabras muchas veces en el ambiente donde estamos. Una mujer llena del Espíritu Santo sabrá qué decir, cuándo decirlo y cómo decirlo. La prudencia es una joya preciada. Creo firmemente que la mujer que Dios quiere levantar para este tiempo debe querer llevar la prudencia en todo momento y usarla con sabiduría. A veces confundimos la prudencia con no decir nada. Hermosa mujer, la prudencia no es eso.
El término prudencia proviene del latín prudentia que es «una cualidad que consiste en actuar o hablar con cuidado, de forma justa y adecuada, con cautela, con moderación, con previsión y reflexión, con sensatez y con precaución». Así es que no calles tu boca cuando Dios te ha mandado a hablar y usar tu sabiduría con prudencia. Tu influencia es única. Traes vida, traes libertad, traes sabiduría, traes consejo, traes verdad, traes propósito y traes luz en medio de tu atmósfera cuando eres guiada para usar tus palabras por el Padre.
Nunca calles lo que Él ya ha depositado en ti. Libera las perlas de sabiduría que el cielo depositó en ti… Eres mujer de influencia guiada por Dios para cambiar atmósferas.
Para un tiempo como este has llegado al Reino.
Vilmarie