Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes». Deuteronomio 6:6-7

Soy madre de dos niñas hermosas que llegaron a cambiar mi mundo. Lo llenaron de amor, retos, belleza, enseñanzas, crecimiento, sabiduría y redefinición de muchos conceptos de vida. Dios me ha enseñado a ver el mundo diferente a través de sus ojos. He tenido que crecer en carácter, madurez, sabiduría y visión. Ya muchas decisiones no sólo se tratan de mí, sino también de dos vidas con diseños únicos que Dios me otorgó para -junto con Él- edificar. En mi caso, mi esposo y yo nos unimos al Espíritu Santo cada día para afirmar la generación que Él puso en mis manos.

Hay muchas mamás que ejercen esta responsabilidad solas o muchos padres que lo hacen solos; mi respeto y admiración a cada uno de ellos. Sin duda, es una gran responsabilidad. ¿Por qué menciono que tienes una generación completa en tus manos? Porque tus hijos son tu herencia enviada del cielo para perpetuar un legado en la tierra.

¿Qué legado espiritual les dejas? ¿Qué herencia espiritual construyes para ellos? En la medida que prepares gigantes y héroes de la fe para Dios, serán de los que edifiquen el Reino de forma majestuosa y vivan en plenitud su propósito divino.

Te doy un ejemplo de mi mapa o agenda espiritual para con mis hijas en mi hogar:

¿Qué quiero?
-que mis hijas vuelen alto.
-que manifiesten su contenido.
-que vivan segun el diseño por el cual Dios las creó.

¿Qué veo?
-el cielo en ellas.
-una generación apasionada y victoriosa.
-guerreros adoradores.
-vasos que contienen gloria.

¿Qué hago?
-creo en lo que contienen.
-profetizo lo que cargan.
-declaro lo que son.
-las acerco al corazón de Dios.
-las lanzo a su destino en Dios.

Que sea el Padre depositando Su corazón y sabiduría en nosotros como padres para levantarlos como Él los diseñó. Que nuestras fuerzas sean sostenidas en Su fuerza para ver el cumplimiento. ¡¡¡Levántate en guerra por tu generación!!!

No te canses. Lucha por ver lo que Dios te mostró en tus hijos. No veas tanto el vaso de barro; ve la gloria que contienen. Nuestros hijos son profetas para esta generación y tú, papá o mamá, eres el profeta que activa el contenido de tus hijos.

¡¡¡Pelea por tu generación!!!

Vilmarie