…¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!». Salmo 91:4

El Salmo 91 nos enseña que el que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Esto nos asegura Su cobertura y el poder vivir confiados en Él. Pero, eso no significa que no tendremos que enfrentar batallas. En todo tiempo la Palabra demanda de nosotros que estemos alertas, listos y vestidos de la armadura de Dios.

El verso 4 me enseña que la verdad es mi arma de defensa en contra de mi enemigo. Por lo tanto, yo tengo que conocer esa verdad que es la Palabra de Dios. A mayor conocimiento revelado de esa verdad, mayor destreza, agilidad y astucia obtienes al momento de enfrentar e ir en contra de tu enemigo. Cada mentira que él pueda susurrar a tu oído puede ser desmantelada instantáneamente con un solo verso de la Escritura; esto es, si vives en obediencia y si crees y confías plenamente en Dios. La Palabra me dice que además de ella ser mi escudo, será también mi baluarte.

Un baluarte es «una fortificación militar que constituye un punto fuerte para defender asaltos de tropas enemigas». Además, su posición ofrece una visión privilegiada. O sea, que Su verdad -no es solamente mi escudo- sino que me posiciona en lugar estratégico para yo poder avanzar y me permite ver con claridad hacia dónde debo atacar para hacer retroceder a mi enemigo.

El conocer la verdad de la Palabra de Dios te capacita para impedir el avance del enemigo sobre tu vida, sobre tu casa, sobre tu ciudad y te posiciona para establecer Su Reino en cada territorio que conquistes. «Creer» que confiamos en Dios nos llena de «esperanza» al enfrentar una batalla, pero conocer la verdad de Su palabra y confiar en Él te hace ser una mujer valiente, atrevida y conquistadora. No te sentarás a llorar esperando que todo pase, sino que -por el poder de Su Palabra- te levantarás y asumirás tu posición de guerra y como las águilas volarás sobre tu tormenta. Ciertamente, la esperanza no avergüenza, pero no permitas que por el desconocimiento de una verdad, pierdas la oportunidad de conquistar lo que el Padre tiene para ti.

Lisandra