Mis pasos se han mantenido firmes en Tus sendas. No han resbalado mis pies». Salmo 17:5

Hoy quiero añadirte un segundo nombre: firmeza. Ser firme es «la cualidad de lo que es estable o no se mueve». Ser firme también es tener una voluntad inquebrantable y constancia al realizar algo. ¿Cuán firmes están tus cimientos de fe?  He tenido que añadirme este segundo nombre para poder entrar en esta temporada y te diré por qué.

Puedo tener dirección del próximo paso de Dios para mí, pero -si no tengo firmeza- no podré alcanzarlo. Podría ver en mi espíritu lo que el Padre está soplando para este camino, pero -sin una voluntad y fe inquebrantable- no creo que llegue a lograrlo. Sé que tu espíritu está impregnado con sueños y metas para esta temporada al igual que el mío, mas tenemos que decidir que nada de lo que vemos o no vemos aún nos moverá de nuestro camino. Establece tus pies en Sus promesas.

Vamos, mi amiga… que nada te mueva de allí. Vamos a caminar confiadas y firmes en Su Palabra que es vida y verdad. Aún no he visto justo desamparado y Su justicia aún esta disponible para aquellos que le aman. Hoy vamos a declarar nuestro segundo nombre: «Yo soy Vilmarie, voy a paso firme porque estoy de vuelta y estoy de pie». No me importa lo que ha querido tumbarme, pero si estás leyendo esto, es porque estoy de vuelta y estoy de pie. Si tú también estás leyendo esto, es porque el Padre te quiere de vuelta y necesitas estar de pie otra vez.

Vamos, mi hermosa amiga; vamos a esforzarnos y seamos valientes. Nuestro tiempo llegó y -para conquistar- necesitamos estar firmes creyendo en Sus promesas, confiadas en que veremos lo que Él prometió. Que se escuche el sonido de nuestros pasos firmes… porque estamos de vuelta y estamos de pie.

Vilmarie