Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres…». Colosenses‬ ‭3:23‬ ‭

Siempre hay un motivo por el cual caminamos. Pero, eso que te impulsa, ¿es lo correcto y el propósito divino? De veras que todos los días trato de examinar mi corazón para no caer en la rutina ni vivir por la aceptación del hombre, sino que trato de mantenerme enfocada en lo que soy en Él y que todo lo que hago es por Él y para Él.

Les cuento que no hace mucho me sorprendí a mí misma en un momento dado en el cual me importaba más el cumplir con la función asignada que el poder deleitarme en ella. No se trataba de no querer cumplir con mis responsabilidades; todo lo contrario. Era más bien el afán de querer quedar bien ante todo. Eso me limitaba de poder disfrutarme lo que el Padre tenía para mí a través de mi asignación. ¡Eso es horrible y extenuante! En ese mismo instante, me obligué a detenerme. Y sí, así mismo fue; me obligué porque tuve una lucha interna por seguir caminando y realizar mi función. Pero, en ese mismo instante que decidí detenerme, el Padre -en su inmensa gracia y amor- alumbra mi corazón y muestra lo que sin darme cuenta se había desviado: «Hija, ¿qué es más importante? ¿El llamado o quién te llamó? ¿La asignación o el propósito de ella? ¿La acción o mi presencia?». Línea muy fina y delicada que mucha veces cruzamos por fijar nuestra mirada en el hombre y el afán de cada compromiso.

Yo no conozco el área que Dios hoy desea traer a tu atención, pero te aseguro que esto suele ocurrir en todas las áreas de tu vida: como mujer, madre, esposa, ministro, empleada, en la familia, etc. Dios quiere que nos gocemos y nos deleitemos viendo Su poder manifiesto en todo nuestro alrededor. «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno» (Salmos‬ ‭139:23-24‬).

Que día a día permitamos que el Padre examine nuestro corazón y  nuestras intenciones para poder vivir en paz y de acuerdo a Sus propósitos para con nosotras. Que cada paso que demos nos acerque más a Su presencia, accesando a las maravillas de Su corazón, la revelación de Sus misterios y la plenitud de Su gozo y amor.

Jennifer