Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces». Jeremías 33:3

¡Volar! ¿Qué es volar para un ser humano que nació con piernas para caminar y no con alas para volar? Te expondré diferentes significados del diccionario de lo que significa la palabra volar: «moverse por el aire, ayudándose de las alas u otro medio; ir una persona de un lugar a otro en un medio de transporte aéreo; moverse una cosa en el aire por el impulso del viento; caminar o ir una persona de un lugar a otro con rapidez». En sí mismas, las definiciones nos muestran la posibilidad de que, aunque no tenga alas físicas, sí podemos volar.

Ahora… en lo espiritual, ¿sabías que las alas son parte de nuestro diseño? No te asustes que no estoy añadiendo cosas anti-bíblicas aquí. Sólo te estoy diciendo que fuimos creados con la capacidad en nuestro espíritu y mente de «volar». Volar e ir mas allá de donde estamos; soñar con más. ¿No se ha llenado tu corazón alguna vez con grandes sueños? ¿Sabes qué es eso? Es la capacidad de volar, de ver mas allá de donde estamos cuando Dios nos preña de sueños. ¡¡¡ Qué difícil se nos hace a veces extender las alas de la fe y creer mas allá de nuestras posibilidades!!!

¿Sabes por qué? Porque muchas veces en los primeros intentos de vuelo que tuvimos, muchos cortaron y lastimaron nuestras alas. Lo hicieron tal vez sin saber o, tal vez, sabiendo, pero trajeron inseguridad y heridas a tu corazón soñador y aventurero para lanzarte a lo que tu espíritu veía puesto por Dios.
Lamentablemente, muchos hemos escondido nuestras alas por temor. Mas hoy te digo: fuiste diseñado para volar con alas de fe sobre el viento del Espíritu. Fuiste diseñado para abrazar tu destino y cumplir tu propósito. Para eso, tienes que abrir tus alas sin temor; remontarte como el águila sobre las alturas y declarar que no serás  más esclavo del temor.

Hay cosas que aún no has visto, cosas grandes para tu vida que aún no conoces. Entonces, ¿qué esperas? ¿Abrirás tus alas y perseguirás tus sueños? Tal vez las quebraron. Tal vez te quitaron tu plumaje… Todos tenemos una historia. No sé cuál sea la tuya, pero sólo sé una cosa: el Maestro está presto a sanarlas y llevarte de la mano para que comiences a volar otra vez. ¡No temas! Clama, porque Él ha prometido responderte.

Así que abre tus alas hoy y vuela… ¡¡¡vuela alto!!!

Vilmarie