Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti». Isaías 54:14

¿Te has preguntado qué es el temor? Pues yo me lo he preguntado, porque en muchas ocasiones he tenido que afrontar a mis temores. El temor es un sentimiento o una emoción que te incita a rehusar las cosas consideradas dañinas o arriesgadas.

¿Sabías que cuando te alineas con el temor, te vuelve inferior? Y no tan sólo eso; el temor te lleva al pecado, ya que te hace desconectar del Padre. ¿Tu confianza y tu fe está puesta en ti misma o en el Padre? En mi vida, a la hora de arriesgarme, he sentido temor y me he detenido. Primero pienso si es la voluntad de Dios y, segundo, si tomaré la decisión correcta. Algunas veces el temor me ha llevado a no tomar riesgos por temor al qué dirán, el pensar que hay otros más capacitados que yo, entre muchas cosas. Pero cuando el Padre vuelve y te recalca para qué fuiste llamada, te impulsa a enfrentar tus temores, a que seas valiente y te atrevas a alcanzar lo que Él ha dicho de ti.

¿Sabías que si el Padre te ha dicho algo una y otra vez y no lo haces por temor, caes en desobediencia? ¡¡¡Uff!!! Esto sí me dolió cuando el Padre me habló así, directamente a mi corazón. Su palabra dice en 2 Timoteo 1:7: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio».

Es tiempo de tomar riesgos y de echar fuera todo temor. El temor es ilegal sobre tu vida y sobre la mía. Tienes que ir tras lo que el Padre ya ha dicho de ti y dejarte guiar hacia el cumplimiento de toda palabra que haya salido del Padre. Que lo primordial sea mantener una relación con el Padre para que seamos guiados por Él en todo tiempo.

Magda