El Señor DIOS es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, Y por las alturas me hace caminar». Habacuc 3:19

La palabra metamorfosis se define como un cambio, evolución o transformación de una cosa a otra. Qué palabra tan perfecta para entender los procesos que Dios nos lleva algunas veces en nuestras vidas.

El proceso de metamorfosis de una mariposa comienza siendo un huevo. Yo lo comparo con una nueva criatura en Cristo; ese momento en donde todo es nuevo y el creyente suele estar en el primer Amor con Dios. Luego se pasa a ser una oruga. Es ahí donde comienzas a alimentarte de su Palabra y comienzas a madurar espiritualmente. Durante este proceso, posiblemente te puedas encontrar alimentándote de otros, dependendiendo de otros, cayendo en el peligro de desviar la mirada. Si así ha sido, tal vez te encuentres arrastrándote sin fuerzas, sintiéndote ordinario y común, preguntándote para qué has sido hecho. Tal vez pienses que no tienes nada para ofrecer a otros.

No es el tiempo de rendirte. Dios aún no ha terminado contigo.

Una vez culmina la etapa de ser oruga, comienza tu transformación en la crisálida*. Ahí es cuando le dices a Dios: «¡Ya no puedo más! ¡Ya no quiero tener el control de las cosas! ¡Deseo que seas tú en mí!» Llegas a un nivel de arrepentimiento en el cual decides entregar todo a Él. Es ahí donde comenzará el proceso que te llevará a separarte de todo y dejar que Dios tenga el control.

Ha llegado el tiempo de estar en el proceso de la crisálida. Cuando estés en ese tiempo, Dios comenzará a arreglar todo lo distorsionado. No tendrás movilidad, te sentirás incómodo dentro de la cúpula, querrás salir antes, pero es ahí donde el Padre estará formando tu carácter y tu visión. Comienza entonces un alineamiento total con Él; estás simplemente dejando que el Padre tenga el control total. Es Él quien te está formando, limpiando, sanando, quitando y, a la vez, depositando todo lo que Él tenía preparado para ti. Y cuando Dios ve que es el tiempo, te sacará del caparazón y es ahí donde comenzarás a volar como águila en las alturas.

Saldrás resplandeciente, serás luz y sal en todo lugar que vayas porque has dejado procesarte por el Padre. Por tanto, ya no serás tú, sino Él en ti, con un corazón correcto y alineado al Padre. Este es tu tiempo de volar en las alturas.

Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán». Isaías 40:31 (RVR)

Magda

*crisálida: En los insectos con metamorfosis completa, estado quiescente (quieto) previo al de adulto. (RAE)