Luego de la tragedia en la discoteca Pulse de Orlando, estaba en mi casa ordenando algunas cosas, mientras pensaba en el caos que se estaba formando.  ¡¡¡No bastó el incidente!!!  Sino que en aquel momento la religión hacia alarde de que Dios había hecho justicia.  Yo me sentía aturdida y desconcertada, sencillamente se me hacía imposible pasar por alto lo que estaba sucediendo.

Sentí rabia al ver cómo «religiosos» dañaban lo que la gente entiende que es la Iglesia.  Me preguntaba con dolor, coraje y sintiéndome imposibilitada: ¿Dónde está la verdadera Iglesia de Jesucristo? ¿Qué rayos hago yo aqui recogiendo, mientras hay caos tan cerca de mi? ¿Dónde estamos los hombres y mujeres de Dios dispuestos a hacer lo necesario para que Su Reino se establezca?  ¡¡¡Es imposible que yo sea la única que me sienta así!!!  ¡¿Dónde estamos?¡  Y así, entre tantas preguntas, el Espíritu Santo comenzó a hablar a mi corazón, primeramente haciéndome a mí una pregunta:

¿Dónde están los David?

¡¡¡Esa pregunta yo no la hice!!! Creyendo que tal vez Dios quería hablarme, solté inmediatamente lo que estaba haciendo, cogí mi libreta y lápiz y comencé a escribir lo que venía a mi espíritu y a mi corazón.  Así como hoy sigue ministrando a mi vida, espero que también ministre a la tuya:

«¿Dónde están los David? ¿Los hombres y mujeres que tienen el corazón conforme al corazón de Dios? ¿Aquellos que se han enfrentado al adversario y han salido victoriosos? ¿Aquellos que han sido héroes y no son reconocidos?  ¿Habrán algunos preparados para cuando llegue su hora? ¿Están los oídos atentos a la próxima instrucción de Dios?  David siguió una instrucción, una orden «insignificante».  Siguió la instrucción que sin él saberlo lo llevaría y catapultaría a su destino.  Llegó al lugar correcto, en el momento correcto y tuvo la actitud correcta.  Él no se enfrentó a su gigante, se enfrentó a aquel que se burlaba del Dios que él conocía.  El pueblo de Israel «conocía» o le «servía» a ese mismo Dios, pero ellos no procuraban el tener un corazón conforme al corazón de Dios.  Ellos no conocían al Dios que David conocía.  David abrió su boca y profetizó, mientras accionaba para vencer a ese gigante.  David corrió con las armas que él sabía que era diestro.  No se avergonzó de utilizar la honda y la piedra; él las usó sabiendo que era bueno con ellas y que si Su Dios lo ayudaba, eso era más que suficiente.  ¿Quién era David?  Para muchos él era «nadie», para Dios era el hombre conforme a Su corazón.  Del anonimato llegó a sentarse a la mesa del Rey y poco tiempo después llegó a ser Rey.  ¿Estás sacando provecho de tus situaciones adversas o te escondes para no enfrentarlas? Si Él te llamó, Él también te quiere capacitar, no huyas, porque huir atrasa tu Victoria».

«Enfréntate y hazte diestro, porque pronto una instrucción te sacará del anonimato, para fama y honra de Su Nombre».

Me parece que un ejército que no conoce a Dios se ha estado enfrentando a un gigante al cual no han podido vencer.  Un ejército que dice conocer a Dios y que creen tener las armas correctas para vencer a su gigante, no ha podido lograrlo.  Quiero pensar que aquellos cristianos que han sido marginados, aquellos que según la religión, no dan el grado para representar ciertas instituciones religiosas, son los que en el silencio han aprendido a buscar a Dios, a conocerlo, a vivir bajo Su Palabra y a comunicarse continuamente con Él.  Gente «rara» que piensan de manera diferente, que visten y actúan de manera diferente.  Gente sencilla que no permite que grandes representantes de la religión les roben el sueño de ser un hombre y una mujer de Dios para este tiempo.  Gente que muchas veces pelean con ellos mismos, pensando que están locos.  ¡¡¡Tranquil@s!!! David pareció un loco al enfrentarse a ese gigante con una honda y una piedra.  A él no le importó. ¿Por qué a nosotros nos tiene que importar lo que piensen los demás?

Si Dios está con nostros, ¿quién contra nosotros? Romanos 8:31

Ya basta de ver las armas que el otro tiene y hazte diestro con lo que Dios te ha dado.  Dice la palabra en Filipenses 2:14 NVI:  Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada.  En ellas ustedes brillarán como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la palabra de vida.  Dios está buscando gente que dejen la queja (el «ay bendito») y el chisme.  Está buscando gente que a los ojos de los demás sean intachables (que nadie tenga nada malo que decir de ellos), gente sincera (transparentes, genuinos) e  hijos sin culpa (ésta última la dejo para luego, porque si no, no acabo).

Deja de mirar a tu gigante, a tu problema y mira lo que Dios ha puesto dentro de ti.  Pronto una instrucción hará que la Iglesia de Jesucristo salga del «anonimato» en la que a veces parece estar.  No pierdas más tu tiempo y comienza a invertirlo correctamente.  Aprende la Palabra de Dios, obedece sus mandamientos, pasa tiempo con el Autor de tus días.  Sólo de esta manera estaremos estableciendo el Reino de Dios aqui en la Tierra.

Mientras tanto, yo le muestro al mundo lo que tengo y sin vergüenza.

A ti, ¡¡¡que Dios te ayude!!! Él está esperando.

Bendiciones 🙂